jueves, 29 de octubre de 2009

Bloque temático sesión 31 de octubre

Sesión: sábado 31 de octubre de 2009 (de 10:00 a 14:00 hrs.)
  • Ejercicio para la sesión: estado de la escritura creativa (monitoreo).
    Se deberá llevar el texto hasta el momento escrito. Si aún no se ha escrito nada, se deberá escribir un pasaje de la historia de interés, donde se involucren directamente el personaje protagonista y las acciones centrales.
  • Lectura: “Los principios de la historia”, Richard de la Casa.
  • Lectura: “Sobre la trama de una novela”, John Gardner.
  • Lectura del cuento: “Los baños de tía Celeste”, de Alejando Aura.
  • Temas para reforzar los temas anteriores: “Las fuentes históricas”, “¿La realidad rebasa la ficción?”, “Mundos posibles”, “El carácter del pasado histórico”.

jueves, 22 de octubre de 2009

Antonio Alatorre: Sor Juana en tiempo presente

Pilar Jiménez Trejo y
Alejandro Toledo

—¿Cómo fue su encuentro con la obra de Sor Juana?
—Podría decir que estaba predispuesto, ya que desde hace bastante tiempo me dedico a la poesía española del Siglo de Oro. Mientras leía por vez primera a los poetas de este periodo, muchas veces me apartaba de la finalidad de la investigación y tomaba apuntes sobre otras cosas: la técnica, el verso... Vayamos a Sor Juana. Tenía cierta prevención en contra pues me desagradan las expresiones: "la gran poetisa nuestra" o "el orgullo de México". Pensaba que si me metía a estudiar a Sor Juana por ser mexicana y para subrayar nuestro orgullito nacional no estaba haciendo algo bueno. Me disgustan ciertos entusiasmos. El de Alfonso Méndez Plancarte, a quien respeto, me choca en ciertos superlativos, igual que el de Francisco de la Maza. Me asomaba, sí, por la obra de Sor Juana; hay ciertos sonetos que naturalmente han estado cerca de mí... Para entrarle a un autor, sobre todo para quien pertenece a la tribu académica, ayuda dar un curso, pero yo era profesor de teoría literaria en la UNAM. En la Universidad de Princeton, en cambio, me especializaba en poesía del Siglo de Oro. Alguna vez, en 1970, creo, me pidieron un curso sobre literatura colonial, y me dio cierta flojera pues hay que poner cosas tan distintas como el Inca Garcilaso con Sigüenza y Góngora... Y me dije: qué tal si agarro sólo a Sor Juana. Tuve todo el tiempo para leerla, y fue descubrimiento tras descubrimiento. Había una cantidad de cosas que no conocía, como los romances, los villancicos... Fue una admiración constante, qué gracia, qué manejo de las palabras. Y del Primero sueño tenía una idea pero nunca me había puesto a leerlo. ¡Qué poema inmenso! De manera que había allí una alegría muy especial de decir: he llegado a Sor Juana por caminos completamente ajenos del entusiasmo patriotero. ¡Qué gran poeta es! Y sobre todo aquí entra otro elemento que me parece importante: mi conocimiento de la tradición poética española me hacía poner a Sor Juana con toda naturalidad en el ambiente en que vivió, ella estaba compitiendo con lo mejor que se hacía en esos momentos. Y a partir de entonces tengo un montón de cosas que decir sobre una obra que me ha llamado poderosamente la atención. Yo sé que no voy a escribir todo lo que pienso escribir, pero lo que escriba lo voy a escribir con calma.

Lavar pañales nunca le entró en la cabeza

Antes de este encuentro definitivo, hacia 1956 Antonio Alatorre había publicado un primer ensayo sobre la obra de Sor Juana en la revista El Rehilete. "Hay un poeta latino tardío que se llama Ausonio; él tiene varios epigramas con el juego de 'yo quiero a Fulana, pero ella no me quiere, en cambio Zutana anda loca por mí y yo la rechazo', lo mismo que desarrolla Sor Juana en tres sonetos. Varios poetas anteriores a Sor Juana, uno de ellos Lope de Vega, habían aprovechado el tema ingenioso. Me llamaba la atención que Méndez Plancarte descubriera en esos sonetos de Sor Juana un tono marcadamente autobiográfico, cuando lo que yo encontraba era el deseo de Sor Juana de entrarle al juego, de contribuir con su parte a un juego puramente poético. Ese primer artículo era en contra de la manera de pensar de Méndez Plancarte. ¡Qué autobiográfico ni qué nada! Ese es un residuo de la manía de inventarle una novela a Sor Juana, amores o amoríos... Sor Juana dice claramente que ella se metió de monja por otras razones. Es claro que la idea de lavar pañales nunca le entró en la cabeza. Si quieren inventar, que inventen."
—¿Qué es para usted lo sorprendente de la obra de Sor Juana?
—Los pintores trabajan con colores, los escultores con mármol o piedra, los músicos con sonidos y los poetas con lenguaje. Sor Juana manejó maravillosamente su instrumento, es una maestra en el empleo del lenguaje, con todo lo que hay de ingenio, de musicalidad, de asociaciones... De su obra prefiero el Primero sueño, que es un poema absolutamente excepcional.

Descubrimientos

Entre los materiales desconocidos de Sor Juana dados a conocer por Antonio Alatorre está un soneto (inédito hasta 1984) y los Enigmas (El Colegio de México, 1993). Explica: "Los 'enigmas' no los encontré yo, los encontró un español que los publicó en 1968. Lo que hice, en vista de que nadie los conocía, fue volverlos a publicar en una edición mejor porque me basé en cuatro manuscritos y el español había conocido sólo dos; pero no fue descubrimiento mío. Se puede hablar más de descubrimiento en el soneto que publiqué en 1984, cuando cumplió Octavio Paz setenta años, porque ese poema nadie lo había dado a conocer. Fray Luis Tineo hizo el prólogo de la Inundación Castálida defendiendo a Sor Juana, para evitar el escándalo de los lectores que podían decir: 'pero ¡cómo! una monja no debería estar escribiendo versos mundanos'; se trataba de defenderla. Y Sor Juana le mandó un soneto, seguramente en agradecimiento, en estilo juguetón. Se conoce por los papeles del fraile; él copió el soneto y puso además en seguida su respuesta en el mismo estilo, que era un juego muy de la época, 'contestar por los mesmos consonantes'. Esa es la historia."
—¿No hay duda de que el soneto pertenezca a Sor Juana?
—No consta el nombre; sólo se dice que es de una cierta señora Décima Musa. El término "décima musa" era de cajón, Sor Juana fue una de tantas décimas musas. Pero es la única “décima musa” que estuvo en relación con Fray Luis Tineo.
—Y son textos que están ahí, en algún lugar. Sólo el que sepa verlos los dará a conocer.
—Generalmente son accidentes, casi siempre lo son. Esa es la realidad en estos campos. En cuanto a Sor Juana, pueden aparecer más cosas.
El 11 de junio de 1990 el semanario Proceso anunció en portada: “Tres siglos de misterio: encuentran La Celestina de Sor Juana”. En páginas interiores se documentaba el hallazgo por distintos caminos de La gran Comedia de la Segunda Celestina que en 1675 dejó inconclusa Agustín de Salazar y Torres, con una terminación que se atribuía a Sor Juana. Los "descubridores" eran Antonio Alatorre y Guillermo Schmidhuber. En las páginas del semanario Alatorre y Schmidhuber se percataron de dos cosas: primero, de sus hallazgos paralelos; y segundo, de las diferencias sustanciales en las cronologías con las que documentaban la posibilidad de que en el texto encontrado estuviera la mano de Sor Juana. Muy pronto para Alatorre fue claro, atendiendo a la fechas de escritura e impresión de la pieza presentadas por el otro descubridor, que el final de la comedia no podía ser el escrito por la poeta. Para entonces la Editorial Vuelta ya había impreso y distribuido La Segunda Celestina (1990) hallada por Schmidhuber, con el crédito de Sor Juana Inés de la Cruz y Agustín de Salazar y Torres, y un prólogo de Octavio Paz. La polémica continuó por varios meses (en Proceso, Vuelta y La Jornada Semanal, sobre todo), con la intervención de otros sorjuanistas, sin que al parecer se llegara a un punto de acuerdo.
Dice Alatorre: "Esto yo lo veo muy claro. La terminación publicada por Guillermo Schmidhuber no puede ser de Sor Juana puesto que se publicó en 1676. La fecha sencillamente no caza. Segundo: el manuscrito de lo que hizo Sor Juana estaba inédito en 1700 en poder de Francisco de las Heras, que fue el editor de la Inundación Castálida. Él no encontró manera de meter esa obra porque más de las dos terceras partes no son de Sor Juana. La terminación se quedó ahí y Castorena platica con el exsecretario de la condesa de Paredes, que le dice: 'Sí, aquí yo tengo esa terminación'. Como es un momento de efervescencia de Sor Juana, Castorena dice que se va a imprimir porque se va a representar. Eso es lo último que sabemos. ¿Qué pasó con la terminación de Sor Juana? No se sabe."

La Décima Musa y sus críticos

De los libros que se han escrito sobre Sor Juana "se salvan poquísimos", asegura Alatorre. "Hay mucha palabrería. Uno que se salva es el de Ezequiel A. Chávez, que se publicó en 1931, en Barcelona. Este crítico fue el primero en detenerse en el conflicto entre Sor Juana y su confesor; ese solo dato lo hace ya valioso, pero tiene muchas otras cosas más. El libro de Amado Nervo es bonito. En el prólogo que hice a la reedición de esa Juana de Asbaje (1910) subrayo el estado de postración en que había caído la crítica sobre Sor Juana en el siglo XIX. Nervo dice: hay que leerla, Sor Juana es mucho más de lo que piensa la crítica perezosa. Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe (1982) es un libro que dice mucho sobre los vericuetos interiores de Octavio Paz . Un capítulo que debería ser, según yo, el más importante de un libro sobre Sor Juana es el del Primero sueño, y lo que Paz dice de este poema me parece decepcionante, y además da una idea equivocada. Esto lo trato de explicar en mi 'Lectura del Primero sueño', que le envié a Paz antes de que se publicara. Puede ser que mi formación filológica me impida ver la importancia que pueden tener los vuelos imaginativos de otros, pero... Muchas de las cosas que se escriben sobre Sor Juana son sólo vuelos imaginativos."
—¿Así califica incluso Las trampas de la fe?
—No digo que sea un puro vuelo imaginativo. Muchas partes son buenas y sólidas (me gustaría haberlas escrito yo), pero lo que dice del Primero sueño me parece equivocado.
—¿No hay entonces para usted un gran ensayo sobre la figura de Sor Juana?
—Yo leo mucho a Sor Juana, pero poco a los sorjuanistas. Cuando comienzo a leer algo, muy pronto me digo "ya se por dónde va", y abandono la lectura. Me quedo con pocas cosas. Del siglo XIX están los trabajos de Juan María Gutiérrez, argentino, y de Juan León Mera, ecuatoriano, que no fueron leídos en México. El XIX mexicano no tiene, en cuanto crítica sobre Sor Juana, nada que sirva. El primer libro es el de Nervo, que apareció en 1910. Después pondría el de Ezequiel A. Chávez. Luego habría que saltar a Ermilo Abreu Gómez, aunque me parece muy disparatado; él hacía las cosas mal. Es un mal guía. Lo que quiso hacer Abreu Gómez lo hizo bien Méndez Plancarte. Lo más sólido del siglo XX fue Méndez Plancarte, con todas sus fallas, sus prejuicios eclesiásticos... Él piensa como sacerdote de Cristo, pero es notable la apertura que tuvo, no le pidamos más. El Primero sueño no se comenzó a leer en serio sino después de 1951, gracias a la edición de Méndez Plancarte. El libro de Francisco de la Maza está hecho con las patas, pero recopila textos de lo que se ha dicho sobre Sor Juana desde el comienzo hasta el siglo XIX, y a mí me ha servido mucho. Esos textos cuentan la historia de cómo fue aplaudida Sor Juana, y cómo cayó luego en el olvido. De otros libros posteriores sobre Sor Juana no señalaría ninguno fuera del de Octavio Paz.
—Ahora estamos llenos de especialistas : Sergio Fernández, José Pascual Buxó, Margo Glantz y otros, que mantienen el interés en la escritura de Sor Juana.
—Sí, esto está bien dicho: “mantienen el interés”. Pero los caminos que ellos siguen son distintos del que yo sigo, más o menos veo por dónde van, pero no me iluminan.

La rareza de Sor Juana

Sigue Alatorre: "La mejor manera de conocer a Sor Juana es leerla directamente. Es además una escritora que abunda en confesiones personales, no sólo en la carta al padre Núñez y en la respuesta a Sor Filotea sino en muchas poesías, pero hay que irlas descubriendo. Esa correspondencia que parece frívola, cortesana, con la condesa de Paredes, está llena de confesiones. Esa es la mejor manera de conocerla. Qué sentía como mujer, como monja, qué sentía del mundo: todo eso está ahí dicho por Sor Juana."
—Aunque puede ser equívoca esa forma de leer los poemas como confesiones.
—Vayamos al ejemplo de los sonetos amorosos, aquellos de que "quiero a Zutano pero él ama a Mengana", etcétera. Una persona inteligente como Méndez Plancarte, dice: esto es autobiografía. Y un discípulo de Méndez Plancarte, Alberto G. Salceda, lleva esto al extremo y escribe toda una novela, un dramón terrible. Esas son tonterías, aunque cualquiera tiene derecho a inventar un cuento. El hecho es que Sor Juana, muy amiga de lucirse, y en competencia con otros poetas, escribe tres sonetos de amor siguiendo ese juego retórico. Claro, es curioso que haya estado tan obsesionada con el tema amoroso. Ahí entramos al terreno de la especulación. Y no son sólo esos tres sonetos. En muchas otras poesías y en el teatro hay referencias a esos conflictos del corazón humano. Obviamente a Sor Juana le interesaban los procesos psicológicos, las pasiones humanas. Me parece que sería un buen tema de investigación reunir todo esos textos y mostrar esa obsesión general de Sor Juana por las pasiones: el amor no correspondido, la ausencia, los celos... Estamos en el núcleo de las preocupaciones de Sor Juana. Los sonetos aquellos de las encontradas correspondencias podrían tener un doble aspecto. Uno: se mostraba al corriente de los juegos poéticos. Dos: iban muy de acuerdo con las ruedas de su inteligencia, con su preocupación por lo humano.
—Paz en Las trampas de la fe habla del amor-amistad platónico entre Sor Juana y María Luisa Manrique de Lara, aunque dice que esa lectura no excluye (ni incluye) la existencia de tendencias sáficas en las dos amigas. Cierra: "Lo único que se puede afirmar es que su relación, aunque apasionada, fue casta".
—Son especulaciones legítimas. Nadie ha tomado en cuenta la seriedad con que Sor Juana habla de la total negación que siempre tuvo al matrimonio, o algo así. ¿Por qué no concederle seriedad a eso? Ella decidió ser independiente y, sí, en la época esto era raro: justamente esa es la rareza de Sor Juana. Era sumamente raro que una mujer se dedicara a los libros; para ella la literatura fue un deslumbramiento. Está en la corte ganando un sueldito de criada, es una muchacha que sabe mucho, que ha leído mucho y lo retiene todo en la cabeza… Lo que quiero decir es que ella está viviendo ese mundo del conocimiento y no alternando en sociedad. Le reconocen que sabe mucho, y que lo que sabe lo retiene. Eso y su total negación al matrimonio: Sor Juana tenía en qué entretenerse, y no andaba al tú por tú con los riquillos del momento, aunque viviera como criada en el palacio. Lo importante es cuál especulación es más coherente. En el siglo XIX hay, sobre esto, cuentos impresionantes. En ellos por lo general el querido de su corazón muere trágicamente, y ella decide meterse monja. Puros cuentos...
—¿Pero cuál es el cuadro sentimental más coherente?
—El de la mujer dedicada a los libros, que nace con esa vocación. Lo más coherente para ella es meterse en un convento, no porque quisiera ser esposa de Jesucristo sino porque las monjas tienen tiempo, ocio. Todo eso está perfectamente dicho por ella.
—Paz no excluye (ni incluye) la existencia de tendencias sáficas...
—Cada quien es libre de pensar lo que quiera. En algún momento de su libro Octavio Paz me hace un reconocimiento muy honroso, comenta que Antonio Alatorre ha levantado el velo de la pudibundez o la gazmoñería, pues digo que el "Retrato de Lísida" es un poema erótico, y no es el único. A veces Méndez Plancarte se escandaliza de las expresiones demasiado ardientes. Es notable que Francisco de las Heras, el secretario, testigo de la relación de Sor Juana y la virreina, haya creído necesario poner una notita para explicar esa relación extrechísima. Faltaría también un poco de fantasía para imaginar una relación en que Sor Juana, virgen de amor humano, experimenta por primera vez un amor humano a través de esta relación. Lo único que falta es perderle el horror a la palabra "lesbiano" y desde luego eliminar fantasías de que la virreina se colaba en el convento para acostarse con Sor Juana, lo cual es ridículo. ¿Acaso son una rareza las amistades entre mujeres? Pongámonos en la realidad como la conocemos. Primero: nada más normal que una muchacha que ama los libros rechace el matrimonio. Segundo: que hubiera una relación así entre las dos amigas me parece perfectamente natural.
—¿Sor Juana conoció las pasiones humanas o las vivió?
—Ella supo de las pasiones a través de la lectura, y un verdadero lector vive lo que lee.

viernes, 16 de octubre de 2009

Se confirma sesión de mañana, sábado 17 de octubre

Se confirma para mañana la sesión del sábado 17 de octubre, en el mismo horario de costumbre: 10:00 a 14:00 hrs. Ya por vía electrónica se les envió, por parte de Flor Esther, un texto de Mario Vargas Llosa, el cual será la materia prima para trabajar el día de mañana. Hasta pronto.

lunes, 12 de octubre de 2009

Presentación editorial Yo, la peor, de Mónica Lavín



El Instituto Estatal de la Cultura, a través del Centro del Artes de Guanajuato, y en el marco del Seminario taller en novela histórica, invita al público en general a la presentación editorial de la novela Yo, la peor, de Mónica Lavín, editorial Grijalbo, el próximo viernes 23 de octubre de 2009, a las 19:00 hrs., en el Aula de Artes Escénicas. Entrada libre.





Reseña:

Mónica Lavín desmitifica a Sor Juana Inés de la Cruz “para hacerla más cercana”
Por Ángel Vargas
Periódico La Jornada, sábado 02 de mayo de 2009.

A propósito de la primera incursión de Mónica Lavín en el ámbito de la novela histórica, la escritora subraya: “Creo en las pasiones, más que en la información”.

En su libro Yo, la peor (Grijalbo), la autora aborda la vida de Sor Juana Inés de la Cruz y los personajes con los que la monja jerónima se relacionó, en particular los femeninos.

Ubicada más por su trabajo cuentístico, para Lavín el uso de la historia como material literario representa no sólo “un sustrato muy rico y provocador”, en términos de la creación, sino también la mejor manera para entenderla y difundirla.

En entrevista, considera que siempre es más fácil acercarse y comprender los hechos y conflictos pasados, cuando se les confiere el toque de lo humano, lo cual permite el tamiz de la literatura, que cuando se exponen como datos duros y fríos.

Niega que el empleo de recursos ficticios en obras literarias de naturaleza histórica sean un inconveniente o desvirtúen el sentido de lo que se refiere, y destaca que en esos casos el escritor “lo único que debe hacer es ser respetuoso de lo posible y lo que se sabe.

“La ficción da licencia de muchas cosas en la medida que se parezca a la condición humana, a las posibilidades de esa condición. Lo que sí no puede hacerse es estar fuera de lugar, como cuestionar, por ejemplo en el caso de este libro, que Sor Juana no haya escrito sus obras.

“En la ficción hay permiso de crear personajes, situaciones, hechos y ambientes mientras no se contradiga lo que ya se sabe y es comprobable.” Según Mónica Lavín, Yo, la peor está muy lejos de ser una biografía novelada, porque si lo fuera la hubiera obligado a ceñirse a hechos y personajes documentados, y en el libro toma algunos que sí se mencionan en diversas fuentes, pero también se da la licencia de inventar.

“En esta novela, Sor Juana está construida no sólo a través de su propio destino y la línea de su vida, en especial el conflicto que tiene al final de su existencia, sino también comparte los destinos de otras mujeres, ya sea porque tuvieron que ver con ella de cerca –como su madre y sus hermanas– o simplemente porque estuvieron en el mismo escenario”, apunta.

“El libro ofrece una mirada sobre las historias de las mujeres de la época de Sor Juana, mientras la vida de la poeta avanza, se desarrolla. Alguien me dijo que es una novela sobre las mujeres que acompañaron la vida de Sor Juana, aunque el eje sí es ella.”

Defectos y grandezas
Autora de Ruby tuesday no ha muerto, Café cortado y Hotel limbo, Lavín describe que la hechura de Yo, la peor, su obra más extensa hasta el momento, representó una experiencia gozosa y liberadora, luego de que el cuento, género que cultiva con regularidad, está ceñido a muchas limitantes.

“¡Claro que me impuso el proceso de escritura de esta obra, porque, de tanto que ha sido analizada, Sor Juana parece que nada más pertenece a los que la han estudiado. Respeto quienes han dedicado varios años a esa labor, no quiero competir con esa sapiencia; por el contrario, quisiera acompañar esas pasiones, con todo respeto, pero desde luego no voy a quedar bien con todo mundo”, subraya.

“Mi novela pretende acercarse a los personajes ateniéndose a la información que es documentada y comprobable; pero como novelista, creo que además uno tiene permiso de meterse para hacer visible lo invisible.

“Es un proceso en el que se trata de recrear las tribulaciones internas del personaje, sus miedos, sus gustos, sus glorias, sus noches. Es algo en lo que, creo, sí tenemos permiso, porque se trata de un personaje de carne y hueso, y un ser humano no está tasado sólo por su obra. Está lleno de defectos y grandezas y a mí me interesaba desmitificar a Sor Juana, hacerla cercana.”

Mónica Lavín se dice consciente del riesgo que corre, sobre todo ante los ojos de los especialistas en la obra y vida de la poeta. Sin embargo, aclara que su gran desafío consistió en tratar de hacer posible, verídico, al personaje.

“¿Qué es finalmente lo que quiere hacer la novela sino personajes creíbles, veraces, sean reales o ficticios? Si lo logro en este libro, cumplí mi cometido. “Por ejemplo, me han preguntado si Sor Juana era lesbiana y ¡bueno, cómo voy a saberlo! Pero la postura que tomé ante mi personaje fue que no. Decidí que la altura de la amistad con la virreina era suprema; creo que se entendían apasionadamente en su visión del mundo y lo que les gustaba, eran dos inteligencias y miradas afines. Pensar en términos de la sexualidad hubiera sido un cliché, una solución fácil para entender esa relación amistosa y cómplice.”


Semblanza currícular:
Lavín, Mónica
Nació en la Ciudad de México el 22 de agosto de 1955. Narradora. Bióloga por la Universidad Autónoma Metropolitana. Ha sido investigadora en el Instituto de Ecología; jefa del Departamento Editorial de Difusión Cultural de la UAM; conductora del programa de radio “Muy Interesante”; coordinadora de talleres de narrativa en el Centro de Comunicación y Desarrollo; maestra de la Escuela de Escritores de la SOGEM. Presidenta de la Asociación Iberoamericana de Escritores; guionista del Canal Once; conductora del programa radiofónico “Palabras al oído”. Colaboradora de El Economista, El Universal, Época, La Plaza, La Vida Literaria, Memoria de Papel, Mundo Celular, Nonotza, y Vértigo. Becaria del Fideicomiso para la Cultura México-Estados Unidos, 1998; del FONCA y el Gobierno de Canadá para una residencia literaria en el Banff Centre for the Arts en Alberta, Canadá, 2000. Pertenece al SNCA desde 2003. Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 1996. Premio del Club de Periodistas 1997 por el programa radiofónico de divulgación de la ciencia “Muy Interesante”. Premio Nacional Narrativa Colima para obra publicada 2001 por Café cortado. Parte de su obra aparece en diversas antologías nacionales como Cuentos eróticos mexicanos, Selector, 1995; La luna de miel según Eva, Selector, 1996; Historias para sentir, Ediciones SM, 2004, entre otras. OBRA PUBLICADA: Antología: Atrapadas en la escuela, Selector, 2000. Un océano de por medio/Un océano di mezo. Nuevos narradores mexicanos e italianos, Lectorum/Stampa Alternativa, 1999. Points of Departure. New short stories from Mexico, City Lights, San Francisco, 2000. Crónica: Apuntes y enrancias, UACM/Colofón, Cultura Urbana, 2009. Cuento: Cuentos de desencuentros, SEP/CREA, Letras Nuevas, 1986. Nicolasa y los encajes, Joaquín Mortiz, Serie del Volador, 1991. Retazos, Tava, Colección 99, 1995. La isla blanca, Lectorum, Marea Alta, 1998. Ruby Tuesday no ha muerto (con el seudónimo de J. J. Flash), DIFOCUR/Diana, 1998; Punto de Lectura, 2005. Por sevillanas. ISSSTE, ¿Ya leÍSSSTE?, 2000. Uno no sabe, Plaza & Janés, 2003. Los diarios del cazador, Aldus/CONACULTA, La Centena, Narrativa. 2004. La corredora de Cuemanco y el aficionado a Schubert, Punto de Lectura, 2008. Ensayo: Dulces hábitos, Clío, 2000. Sor Juana y la cocina (coautora), Clío, 2000. Leo, luego existo, Lectorum, 2001. Ensayo: Apuntes y errancias, UNAM/ Colofón, Cultura Urbanam 2009. Literatura para niños: Chunila, Biblioteca Santillana, 2003. Novela: Tonada de un viejo amor, Selector, Aura, 1996. La más faulera, Plaza & Janés, 1997. Planeta azul, planeta gris, CONACULTA, 1998. Cambio de vías, Plaza & Janés, 1999. Café cortado, Plaza & Janés, Narrativa Mexicana, 2001. La línea de la carretera, Plaza & Janés, 2004. Despertar los apetitos, Alfaguara, 2005. Hotel limbo, Alfaguara, 2007. Novela histórica: Yo, la peor, Grijalbo Mondadori, 2009.

domingo, 11 de octubre de 2009

Mensaje a Cristina Romo

¿Y si la historia, o al menos parte de ella, la contara Elena?