viernes, 25 de septiembre de 2009

Memoria e imaginación

¿Nos encontramos ante una novela histórica? No estaría tan seguro. Dudo que el adjetivo "histórico" logre superar al sustantivo "novela". ¿Cómo escribir una novela basada en hechos reales del siglo XIX sin rendirse a las convenciones de la novela decimonónica? ¿Cómo resolver el conflicto, si acaso existe, entre ficción e historia? El novelista solía recordar que el viejo Aristóteles argüía que la historia se encarga de narrar los sucesos tal y como sucedieron mientras que la literatura los cuenta como pudieron o debieron haber sido. Esto nos coloca en una encrucijada ya que, por un lado, el novelista desea serle fiel a aquello que ocurrió pero, por otro, desea también utilizar la libertad que le concede la novela para que dicte los hechos. ¿Qué es la novela sino un juego del que se sirven memoria e imaginación para evocar otras voces, otros tiempos, otros personajes y otras situaciones? Quienes nos acercamos a la historia para ubicar novelas en un tiempo pasado no hacemos sino aprovechar otra época para reflexionar sobre el presente.

(Fragmento de Península, Península, de Hernán Lara Zavala)

No hay comentarios:

Publicar un comentario